Este mes entrevistamos a Andrés Manso, co-fundador de la incubadora Incubio que, hace un par de meses, fue reconocida como una de las tres mejores incubadoras de proyectos Big Data del mundo, para dar a conocer a los emprendedores su experiencia, su visión acerca del emprendimiento aquí y en Estados Unidos, y algunos consejos claves para la buena marcha de proyectos.
Avatic: Andrés, explícanos un poco, cuál es el origen de todo, cuál fue tu evolución personal y profesional para que llegases a la idea de crear Incubio.
Andrés: Básicamente todo es resultado de una evolución profesional. Hace seis años yo tenía una empresa de casas inteligentes y, debido a la crisis inmobiliaria, tuvimos que cerrar. Así que me fui durante un año a dar la vuelta al mundo, pasando por unos cuarenta países y, al finalizar, comencé a hacer un Master en Software Management en la Universidad Carnegie Mellon, en Silicon Valley.
Allí, estuve aprendiendo una serie de metodologías relacionadas con el desarrollo de productos centrados en el usuario, que hoy en día se conocen como Lean Start-up y que se basan esencialmente en centrar las decisiones en el descubrimiento, primero, de una serie de problemas y luego ver si la solución planteada, cuadra con las necesidades del usuario; para entonces pasar a una fase de validación que consiste en intentar vender un pequeño prototipo ya desarrollado. Al mismo tiempo, también estuve trabajando en diferentes start-ups de cerca de San Francisco.
Al volver aquí para la boda de un antiguo socio, me encontré con mi amigo Simón Lee, con quién había coincidido varias veces y después de hablarlo, decidimos continuar con el trabajo que había comenzado yo en aquella universidad, que consistía básicamente en definir el proceso de incubación que, a día de hoy, utilizamos.
La idea de Incubio surge un poco a nivel de que los fundadores, como somos gente de producto, hemos buscado estar envueltos en la creación de diversos productos. Y una incubadora es el lugar ideal para hacer esto, para poder estar trabajando en diversos proyectos en una fase de creación y con una fase de crecimiento por delante.
Acabamos de definir nuestra idea entre Madrid y Estados Unidos, comenzamos a poner en marcha los primeros proyectos y en Madrid aterrizamos unos cuantos más y luego, al volver a Barcelona, después de estar cuatro meses con Simón en Madrid, recibimos el soporte de Barcelona Activa, para instalarnos en el edificio de la calle Almogàvers y durante estos tres años y medio que han pasado, hemos puesto en marcha unos dieciséis proyectos – algunos ya los conocéis -.
¿Cuáles consideras que son las diferencias principales que existen entre Estados Unidos y nuestro país en lo que se refiere a emprender?
Existen varias diferencias, algunas conocidas ya a nivel social y cultural. Por ejemplo, el nivel de ambición; el miedo a vender o la falta de visión o capacidad comercial que tenemos aquí.
En este país, por cultura o mentalidad, se nos ha indicado que lo correcto es que optemos por la seguridad laboral como, por ejemplo, que el trabajo ideal es ser funcionario; o que dispongamos de un trabajo estable y a largo plazo. Tampoco existe mucha cultura del sacrificio, puesto que muchas veces se ha considerado que uno es más listo que nosotros, si trabaja menos. Con este panorama, desde mi punto de vista, es complicado que exista el ambiente de competitividad necesario para crear proyectos que a nivel global puedan cambiar el mundo.
Está claro que aquí tenemos otras cosas muy buenas, como la calidad de vida, el sol, buenas playas, buen ambiente nocturno, pero esto no propicia precisamente a la productividad… Mientras que en Estados Unidos, el dólar es lo primero. La mentalidad allí es que, si hay que trabajar en tres sitios cada día, se trabaja en tres sitios… Entonces, el nivel de ambición, es distinto. También, por regla general, la gente es mucho más apasionada respecto a su trabajo.
Y luego a parte está el tema de que en Estados Unidos es una cultura mucho más protestante, lo que implica que el error se entienda como parte del camino al éxito, que sucede de manera natural; mientras que aquí, quizás por el catolicismo, el error está penalizado. Allí no existe un estigma por haberse equivocado. Debe ser algo más cultural o relativo a valores religiosos…
Dicen que allí, cuando fracasas, incluso lo pones en el currículum, ¿verdad?
Sí, es cierto y existe una situación curiosa. Mientras que aquí, la gente que “fracasa”, lo esconde y aparta de su currículum y, si alguien triunfa, es considerada sospechosa o envidiada, como que no es posible o ha hecho algo raro…; allí alguien que se equivoca o fracasa, lo pone en su experiencia profesional; y quién ha conseguido montar un negocio y le funciona, es admirado y considerado como un héroe.
No obstante, en este país sí que parece que el panorama del emprendimiento ha crecido en los últimos años. Seguramente vosotros en Incubio, lo estáis viendo continuamente. ¿Podríamos decir que ha cambiado un poco nuestra cultura o forma de ver las cosas?
Sí, evidentemente. Lo cierto es que todo progresa y el mundo cada vez está más globalizado por lo que, al final, cada esquina del planeta se parece con el paso de los años. No obstante, no creo que aún estemos a la altura… pero sí que en Incubio vemos a gente con mucha ilusión.
¿Qué buscáis en los proyectos a la hora de seleccionarlos para la incubadora?
En primer lugar, buscamos a personas que crean en sus proyectos. No buscamos que el proyecto sea bueno, que el tamaño del mercado sea enorme, ni que aquí haya una oportunidad real… Nuestra manera de valorar a los proyectos, se centra en el equipo, que incluso puede ser una única persona.
En segundo lugar, las personas deben demostrar saber escuchar – algo no muy habitual -, entender que nuestro proceso es muy formativo y reaccionar ante lo que aprenden; sobre todo respecto de los posibles usuarios de su proyecto o producto, cambiando la dirección de su empresa, si hace falta. En caso contrario, la metodología que utilizamos, no tiene sentido.
Buscamos gente que se crea que va a cambiar el mundo, que de una manera u otra, tengan la suficiente ambición y liderazgo dentro de lo que hay por aquí.
En tercer lugar, mientras que muchos programas de aceleración funcionan al revés que nosotros, enfocando todo al demo day, un día que se presentan las compañías o proyectos al final del proceso, para beneficiar la marca del programa, y enfocan el programa también a mejorar el pitch (presentación breve del proyecto o empresa) de los emprendedores, cómo mejorar su presentación, todo más del estilo del show business…en nuestro caso, no nos enfocamos a esto, sino en hacer productos que realmente tengan recepción, viralidad, costes de adquisición bajos por el usuario, que sean modelos escalables.
Pero, detectar esas cualidades al inicio del proyecto, cuando estáis seleccionando al emprendedor, debe ser un poco complicado…
Bueno, lo que intentamos hacer es alargar el proceso de selección, comenzar a trabajar con el emprendedor, porque efectivamente en una entrevista no conoces a nadie. Es cuestión de trabajar con la gente y ver cómo reaccionan.
Nuestro proceso de selección consiste, básicamente, en estar centrados en hacer una co-creación, un proceso por el que se invita al grupo de usuarios objetivo del producto (target), por ejemplo, a unas quince personas, que se centran en un área, y a partir de allí, se intenta descubrir que problemáticas tiene y definir, los puntos de conflicto o problemas de cada una de las áreas del producto; para luego construir con ellos una posible solución. Esto es lo que conocemos como mecánica de grupo, que dura media tarde, se hace de forma gratuita y el emprendedor candidato a la incubadora, puede aprender mucho. Luego se hace un informe del mismo y los candidatos, independientemente de que después sean seleccionados o no, pues se llevan el conocimiento aprendido y las informaciones que obtuvieron de este ejercicio. A nosotros nos sirve para ver y/o comenzar a trabajar con el emprendedor, saber qué capacidad de movilización de la gente tiene, qué capacidades de síntesis y otras habilidades.
Y, cuando nace Incubio, ¿de quién recibió apoyo para la creación, el impulso y puesta en marcha de todo el proyecto
Bueno, básicamente, Incubio ha recibido mucho apoyo de la Administración, de todo tipo de Administraciones, concretamente Barcelona Activa, como por ejemplo, el tema del espacio. También del Ministerio de Industria, el de Ciencia, de la Generalitat en el caso de Gamebcn… La verdad es que hemos recibido el apoyo suficiente, que nos haya permitido llegar donde estamos.
¿Y qué proyectos tenéis ahora, de cara el 2015? Bueno, uno, tiene que ver con el hecho de que se os ha concedido la gestión del espacio creativo del Canódromo de Barcelona, ¿verdad?
Lo cierto es que en Incubio no funcionamos con previsiones por número de proyectos o incubados. Cuando llega un emprendedor que creemos merece la pena apoyar, pues le apoyamos. Dependerá también de los programas verticales que creemos.
Hasta ahora Incubio se había mantenido en la dirección de proyectos relacionados con tecnologías y Big Data pero ésta, es una tecnología transversal, aplicable a todo. Entonces, recientemente, creamos Gamebcn, para el sector de los videojuegos, con quién ya tenemos en marcha ocho proyectos y luego, el principal reto que se nos presenta, precisamente es el parque de investigación creativa del Canódromo, ubicado en la Meridiana, y que está previsto que funcione a partir de finales de verano u otoño. Se trata de un espacio de innovación y emprendimiento cultural, para retener y potenciar el talento de creadores.
¿Y qué supuso para vosotros el hecho de que hace unas semanas aparecierais como una de las tres mejores incubadoras de proyectos Big Data en el mundo?
Bueno, el reconocimiento internacional siempre es positivo. Nosotros siempre hemos sido discretos. Primero, lo que queríamos demostrar es que el trabajo que hacemos es bueno, antes de vender humo, que un proyecto funcione porque esto también hará funcionar a la incubadora. Pero es cierto que hoy en día es necesario darse a conocer y obtener este tipo de reconocimientos para captar mejores proyectos y tener más visibilidad, para que los proyectos que incubamos también reciban inversiones privadas. Así que este reconocimiento es positivo.
¿A partir de este reconocimiento que os han hecho, Incubio, planearía, por ejemplo, abrirse a un mercado internacional, para incubar empresas, proyectos internacionales?
Sí, por supuesto, de hecho, tenemos ya tres proyectos fundados por extranjeros. En cierta manera incentivamos que cualquier empresa cuente con un co-fundador extranjero. Pensamos que los equipos multiculturales son extremadamente necesarios. Y la vocación de varios de los proyectos incubados, son a nivel internacional.
¿Y qué debería tener en cuenta un emprendedor que haya pasado por Incubio y tenga vistas de ir al mercado internacional, que requisitos crees que debería tener?
Bueno, en realidad, todos los productos que hacemos son globales, se atiende a la legislación española pero aquí es prácticamente imposible montar una start-up y cumplir con todas las exigencias normativas. Por lo que la aspiración de los incubados no es quedarse aquí sino trasladarse a Estados Unidos o Londres.
Lo cierto es que aquí todavía no existe un mercado para el tipo de productos que desarrollamos. El mercado de España es ridículo, sobretodo por la capacidad que tiene la gente de adopción del software como servicio, en comparación con los países del norte de Europa o Estados Unidos. Entonces, el mercado español es más una zona de pruebas que un mercado en sí.
También, el año pasado, te nombraron como Emprendedor del Año por la Escuela de Informática de la UPC. ¿Qué sentiste o cómo te sentiste?
Bueno, fue una alegría porque tuve la ocasión de acudir a la jornada donde dan las orlas, – yo no pude ir a la mía porque estaba en Estados Unidos -. Entonces estuvo muy bien, fue divertido y tuve la oportunidad de hacer un pequeño discurso, motivando a los que se acababan de graduar. Además, para nosotros la fuente de talento fundamental es la Facultad de Informática de Barcelona, por lo que tener este reconocimiento allí sirve para que Incubio también sea más conocida entre los estudiantes de allí, que después de todo son las personas que pueden acabar siendo miembros de nuestra comunidad. Es fantástico que el sitio de donde bebemos talento, haya reconocido nuestra labor.
Ya para terminar, ¿Qué recomendaciones les das a las personas que quieren emprender un proyecto?
Por un lado, que experimenten y basen el desarrollo de sus productos en hacer experimentos y en medirlos bien. Básicamente, plantear una hipótesis, esperar una serie de resultados y medir. Si esa hipótesis se cumple o no se cumple, entonces, el proceso de desarrollo debe validarse y/o volver a empezar. Actualmente es la única cultura que permite crear nuevos modelos. Debe romperse el status quo para que salga algo bueno, diferente.
Por otro lado, que no piensen tanto en los riesgos ni tengan miedo de emprender. Es muy fácil fracasar pero no se le debe tener miedo. Aquí existe una cultura tan potente sobre lo que significa el fracaso, que la gente no lo hace por miedo a fracasar y que la gente no lo entienda, los rechace o piense que son malos. Se trata de arriesgar, de romper con los paradigmas establecidos, de asesorarse, claro, también, pero que ello no te limite ni te impida avanzar.
¿Y qué opinas de Barcelona a nivel de emprendimiento? ¿Crees que Barcelona puede ser una potencial plataforma para el nacimiento, creación o proyección de este tipo de proyectos?
Sí, podría serlo pero actualmente la comunidad de emprendedores en Barcelona está bastante disipada. Desde mi punto de vista falta un liderazgo por parte de los emprendedores en serie que han triunfado. Es cierto que existen varios, pero muchos ni siquiera están aquí. No existe un liderazgo claro por parte de ninguno de ellos y, otra vez, volvemos al tema de carácter. En este país, la humildad forma parte de nuestro carácter y, en cierta manera, limita el hecho de que la gente tenga casos de referencia, es decir que, pueda verse en el espejo o tener líderes claros como ejemplo a seguir.
Por el hecho de que tampoco está bien visto alardear de nada.
Efectivamente, por el tema de que está mal visto alardear, se crea la situación de que nadie quiere alardear. Entonces no hay nadie que pueda verse como héroe o como un ejemplo a seguir por una parte de los emprendedores que empiezan. No existe un líder de la comunidad emprendedora, hay cuatro o cinco personas que han hecho las cosas muy bien. Pero algunos están fuera y aunque algunos vienen por aquí, tampoco lideran una iniciativa que propulse o movilice el emprendimiento con más impulso.
Esto incluso puede suponer un fallo para los inversores. Inversores americanos que vienen, y al minuto detectan que hay falta de liderazgo emprendedor; tampoco se invierte mucho porque si bien existen redes de inversores privadas, business angels, no es suficiente. Ni siquiera las empresas grandes o multinacionales, compran otros proyectos para crecer. Proyectos que a veces ya funcionan, a diferencia de Facebook o Google, que adquieren tres o cuatro empresas por semana; simplemente, porque el proyecto es bueno y el equipo funciona. Aquí no existe esta mentalidad. Las redes de business angels son pocas y la fiscalidad de este país, tampoco ayuda. De manera que todo es mucho más difícil.
¿Y qué opinas sobre el mundo universitario y la cultura del emprendimiento? Hace unos años los estudios no se planteaban la posibilidad de que una persona fuera emprendedora. Simplemente se le formaba pero con la finalidad de obtener un trabajo…
Cierto. A nivel académico, se potencia, o bien, el seguir investigando por los alumnos, dentro de la propia universidad, o bien el saltar a la industria pública o privada, como si las personas fueran un poco mercenarias, sujetas a algo muy marcado. Creo que también tiene que ver con la mentalidad y el funcionamiento de la sociedad. Mientras que aquí en España, los bancos son los propietarios de todo el país; en Estados Unidos, lo son las empresas, quiénes controlan los partidos políticos. Entonces, esto hace que aquí, el sector público, tenga un peso más grande y que no permita que el sector privado crezca también, en cierta manera.
¿Por qué decidisteis Barcelona, teniendo en cuenta todo este panorama?
Por varias razones. En primer lugar, porque aquí conocía todo el sistema legal y de financiación pública; conocía el talento de aquí, mientras que en Estados Unidos, todo esto se me escapaba bastante. Además, si bien el nivel de ambición existente en Estados unidos es muy alto, a veces, es demasiado. Además, el hecho de traer una idea aquí, desde mi punto de vista, también iba a beneficiar al mercado local, porque de una o de otra forma se está impulsando en Barcelona la realización de todo este tipo de proyectos.
Muchas gracias Andrés, por permitirnos hacerte esta entrevista. Esperamos que contribuya a que los emprendedores apuesten más por sus ideas y se lancen a la piscina con sus ideas, contribuyendo al desarrollo del panorama emprendedor en nuestro país, dejando de lado, miedo, estigmas o creencias culturales.
Entrevista realizada por las socias de Avatic Abogados, Ana M. Vega y Vanesa Alarcón